
Mike Tyson: Entre golpes y mordiscos
GOLPES Y MORDISCOS EN TITULARES BOX
Desde que Mike Tyson le propinó descaradamente un knock out con un par de mordiscos a su oponente, Evander Holyfield, la historia del boxeo dio un giro de ciento ochenta grados por la esquina roja del cuadrilátero, rumbo a los suburbios donde nacen y se hacen con esfuerzo y a carajazos de constancia los ídolos populares. De estos ídolos, escasos son los que mantienen su fama. Algunos triunfan y caminan por salones lujosos subsumidos en un pasado de miseria que pueden arrancar. Son como los lazarillos que por más que se esfuerzan por salir de su condición de malandrín, su condición de predestinados no les permite sobresalir definitivamente. Además, hablan y actúan conforme a la herencia cultural del suburbio. Hay un odio interior que descargan golpe a golpe, round a round. Según Colette Capriles “nuestra cultura nos condena a seguir pensando que las virtudes del cuerpo son inversamente proporcionales a las del alma, y cada vez que se interrumpan las reglas del juego, nos persuadiremos de que hay poca sustancia moral en el asunto y que las pasiones sólo residen en la carne, por más bien tallada y construida que esté: pasiones traicioneras que no dejan que esta carne se eduque, se adecente, se aburguese y abandone su pasado de calle y plebe” (Capriles: Papel Literario; 20-7-97; p-2)
Así como el rock and roll es el epítome de una sociedad agresiva, descontrolada e inhumana, cada movimiento de un boxeador es la historia disimulada de la miseria tras las luces y el estrellato. Pasan los aplausos, la prensa comenta durante días la hazaña, el triunfo, el cetro, la corona; el cinturón. La multitud acalla, se silencia. El hombre del boxeo sube y baja, ingresa al mundo de la publicidad y sale tan pronto se corona un nuevo ídolo, mientras tanto, en su soledad, golpea sombras, jabea ilusiones, vive encarcelado en una gota de sudor que sólo deja ver su propio mundo empañado. Así, deambula, así camina, así hiere. Pareciera que el mismo Dios está desconcertado…todo se detiene en el asombro…un nuevo mordisco ha suspendido la pelea…todas las reglas has sido quebrantadas…el ojo de la cámara captura la imagen, la detiene…el mundo alucina, ríe, destruye y al mismo tiempo idolatra
GOLPES Y MORDISCOS EN TITULARES BOX
Desde que Mike Tyson le propinó descaradamente un knock out con un par de mordiscos a su oponente, Evander Holyfield, la historia del boxeo dio un giro de ciento ochenta grados por la esquina roja del cuadrilátero, rumbo a los suburbios donde nacen y se hacen con esfuerzo y a carajazos de constancia los ídolos populares. De estos ídolos, escasos son los que mantienen su fama. Algunos triunfan y caminan por salones lujosos subsumidos en un pasado de miseria que pueden arrancar. Son como los lazarillos que por más que se esfuerzan por salir de su condición de malandrín, su condición de predestinados no les permite sobresalir definitivamente. Además, hablan y actúan conforme a la herencia cultural del suburbio. Hay un odio interior que descargan golpe a golpe, round a round. Según Colette Capriles “nuestra cultura nos condena a seguir pensando que las virtudes del cuerpo son inversamente proporcionales a las del alma, y cada vez que se interrumpan las reglas del juego, nos persuadiremos de que hay poca sustancia moral en el asunto y que las pasiones sólo residen en la carne, por más bien tallada y construida que esté: pasiones traicioneras que no dejan que esta carne se eduque, se adecente, se aburguese y abandone su pasado de calle y plebe” (Capriles: Papel Literario; 20-7-97; p-2)
Así como el rock and roll es el epítome de una sociedad agresiva, descontrolada e inhumana, cada movimiento de un boxeador es la historia disimulada de la miseria tras las luces y el estrellato. Pasan los aplausos, la prensa comenta durante días la hazaña, el triunfo, el cetro, la corona; el cinturón. La multitud acalla, se silencia. El hombre del boxeo sube y baja, ingresa al mundo de la publicidad y sale tan pronto se corona un nuevo ídolo, mientras tanto, en su soledad, golpea sombras, jabea ilusiones, vive encarcelado en una gota de sudor que sólo deja ver su propio mundo empañado. Así, deambula, así camina, así hiere. Pareciera que el mismo Dios está desconcertado…todo se detiene en el asombro…un nuevo mordisco ha suspendido la pelea…todas las reglas has sido quebrantadas…el ojo de la cámara captura la imagen, la detiene…el mundo alucina, ríe, destruye y al mismo tiempo idolatra
SUENA LA CAMPANA
“Es por eso que ahora vivo
Siempre a golpes con la suerte
Y sólo quiero la muerte
Para mi angustiado y pobre corazón”
Tango Cicatrices. Enrique Pedro Maroni.
Dicen algunos que hay muchos dioses. Que los boxeadores rezan al Dios de todos los cristianos y a la Virgen María. Otros creen en Changó, Ochún y en Babalú Ayé. También asumen la creencia en que “el dios de los perros y el de los pobres como que es el mismo cabrón que veneran los muchachitos del ring” (Duque: 1993; p-68). Que los cara e pera, parafraseando a Cheo Feliciano en el bolero Trizas, se entregan a la vida enteros y ella misma los devuelve en pedacitos. Por eso el boxeo es como el bolero y el tango: nace de fatales certidumbres que se revelan en lo cotidiano y sobre este escenario no tocan su canción las plegarias, los escapularios, las promesas ni las flores; porque el destino es una repetición a veces perversa, siempre incesante. La recompensa de un golpe demoledor, tarde o temprano cae como una tonelada de plomo sólido en la mandíbula, como un hiperbólico guante de cuarenta onzas. “Mientras más arriba llegan, más feo es el golpe al caer. Se estrellan solitos, obedeciendo a una ley de gravedad social: salen de abajo, describen una parábola que los lleva al elíseo y de pronto, frente a todos los espectadores que están solamente esperando el conocido desenlace, entran en caída libre” (Capriles)
Luis Britto García, autor del “ Lona”, un texto narrativo inédito, un monólogo boxístico que explora “escenas teñidas de un gris extraño, principios y desenlaces de historias instantáneas, sangre y carajazo, puño, bofetón y palo…” (Duque: 1993; p-13) “Lona”, desarrolla la típica transición de la pobreza a la gloria y de la gloria al basurero:
“…para buscar en el basurero hay que acostarse y buscar sobras y si no se encuentran diez ya no importa cuándo, uno sabe que no va a pararse más nunca de la lona.”
Es el tipo de barrio, Cheíto la Maravilla de Oriente, quien apuesta al triunfo desde el miedo, la miseria, la derrota y la violencia. Es una ecuación muy sencilla que deja ver al ídolo del boxeo como proyecto para la supervivencia. El conflicto del persona de “Lona” es existencial, pero el sentido del combate y sus cicatrices se aferran a la obtención de una fortuna para pagar la deuda a su entrenador, para obtener un cinturón dorado de campeón que complazca a una madre que desde su mísera condición social quimeriza triunfante a su hijo:
“Cheíto, mijo, que cada vez te estropean más…” La voz del barrio está presente en las interrogaciones monológicas: “ de qué coño vivo. Coño de tu madre, confiesa, tú crees que eres duro, confiesa.” Y en su construcción lingüística, propia de la subcultura urbana, en la que interviene la narración radial de los comentarista de boxeo : “…gancho, jap corto, codazo, jab de derecha, izquierda, derecha, izquierda…juego de piernas, mide al contrincante…”
Ese hipotético guante de cuarenta onzas da fin a esta historia cuando corta el aire con un gancho de derecha y un upper de izquierda y se activan las rockolas de las bodeguitas de las esquinas y resuena en las conciencias el tango “Las cuarenta” del poeta Francisco Gorrindo, gustosamente adaptado a los cálidos aires caribeños por la voz del cubano Rolando Laserie. Lasierie, en su melodiosa entonación, hace que los versos de Gorrindo recobren sentido para la vida del boxeador, para el entorno del boxeo, que es la vida del colectivo, sólo que con la diferencia que el primero escribe su carta de decepción con tinta sangre de un rostro corazón:
“ Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso,
vuelvo a voz gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.
aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,
Sé del beso que se compra, sé del beso que se da,
Del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga
Y sé que con mucha plata uno vale mucho más.
Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran…
Hoy no creo en mí mismo; todo es grupo, todo es falso,
Y aquél que está mal alto, es igual a los demás”
DE LOS DIENTES QUE TIENEN LOS GUANTES (EL CUENTO DEL BOXEO)
Hay ambiente de boxeo, sí señoras, síiiiiiiiiiiiiiii señores. Se han vendido cuarenta y cinco mil boletas. Vaya noche de boxeo amigos, hoy tendremos un pelea para la historia. Ya está casi todo preparado. El referee da las instrucciones. Los contrincantes aún no se atacan porque se están estudiando. Todo está listo para la contienda. Sueeeeeeeeeeeeena la campana. Rápidamente Mike Tyson ataca. Tres a dos ganando Mike. Mike ligeramente delgado. Tyson fue a la cárcel por abuso sexual. Tyson salió libre con un odio más fuerte que la tragedia de sus puños sobre un rostro desguarnecido. Tyson habló a la prensa, a la radio, a la televisión. Es la aberración con guantes de oro más famosa del boxeo, del ring side. Tyson habla con voz de asesino, de atracador a mano armada. Tyson golpea a sus televidentes. Tyson arremete contra las cámaras. Tyson reta y humilla. Tyson es un monstruo salido de las alcantarillas de Brookliyn. Tyson roba, atraca, recuerda a Cus D´Amato. Tyson da knock out siempre en el primer asalto. Tyson y la Asociación Mundial de Boxeo. Tyson y la Federación Internacional de Boxeo. Nadie derrota a Tyson. Tyson por treinta y tres y a la lona el contrincante. Tyson es un fenómeno del boxeo. Tyson ilegal. Tyson y Robin Givens: divorciados. Tyson traidor. La pelea continua señoras y señores. Golpe bajo, izquierda, ooooootra izquierda contundente, derecha, golpe bajo…el árbitro amonesta con dos puntos…golpe bajo nuevamente, mordisco señores, Tyson ha mordido a Holyfied. Golpe bajo, nuevo mordisco…esto es insólito amigos televidentes. Gancho de izquierda, mordisco…ha caído Cus, ha muerto Cus, señores, todo esto es muy triste señores. Tyson golpea a la muerte entre campanazo y campanazo. Tyson y Don King. Tyson es una historia confusa, un relato en retroceso. Tyson: Campeón mundial de los pesos pesados, el más joven de la historia del boxeo. Tyson retrocede. Una historia enredada entre los cordeles de los guantes de oro, señores. Ve del final al principio. En 1979, Cheíto, la Maravilla de Oriente, se dio duro con Mike en el reformatorio. Tyson se ganó la mano de Cheíto. Tyson es ateo y se burla de Dios, de la Santísima Virgen María y de la madre de Cheito. Tyson robó y vendión el crucifijo-amuleto de Cheito. La cicatriz en la ceja izquierda de Mike lleva la firma del puño de Cheito, señores. Tyson le dedica la pelea al Che Guevara, a Fidel y a Maradona. No simpatiza con Chávez ni con Evo. ...Y en esta esquina. ..Tyson sorprendido cae inconciente por un recto derechazo a la mandíbula propinado por James Buster Douglas. Tyson paga treinta mil dólares estadounidenses de fianza. Sale en libertad condicional. Retorna al cuadrilátero. Gana nuevamente. Nokea. Tyson es derribado una vez más. El camppeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeóoooooooooooooooooooón indiscutibleeeeeeeeeeeeeeee
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir Evandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer Holyfieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeld. Tyson lleno de ira. Tyson escupe sobre sus guantes todas sus desdichas. Los guantes se avinagran, se corroen, ya no pueden golpear aunque quieran. Tyson, el rey de la Lucha Libre. Taison campeón amater de la Lucha Libre. El boxeo ya no le sonríe. Taison, árbitro de Lucha Libre.Taison, Taison, Taison, Taison. Tyson de colorines en la página de comics. Tyson acompañante de la Barbie Boxeo. Tyson, el libro más vendido. Tyson, del ring al séptimo arte. Tyson: un pillo con buena mordida, descomunal pegada y malos pensamientos, firma, Muhamed Alí. Tyson, muñeco de papel tallado en piedra. Tyson: campeón sin corona. Tyson en las esquinas de las avenidas. Dale un oper, un gancho, un mordisco. Taison, Taison, Taison. Así gritan los niños de un barrio Colón americano, cincuenta años después…ahora la leyenda.
“Es por eso que ahora vivo
Siempre a golpes con la suerte
Y sólo quiero la muerte
Para mi angustiado y pobre corazón”
Tango Cicatrices. Enrique Pedro Maroni.
Dicen algunos que hay muchos dioses. Que los boxeadores rezan al Dios de todos los cristianos y a la Virgen María. Otros creen en Changó, Ochún y en Babalú Ayé. También asumen la creencia en que “el dios de los perros y el de los pobres como que es el mismo cabrón que veneran los muchachitos del ring” (Duque: 1993; p-68). Que los cara e pera, parafraseando a Cheo Feliciano en el bolero Trizas, se entregan a la vida enteros y ella misma los devuelve en pedacitos. Por eso el boxeo es como el bolero y el tango: nace de fatales certidumbres que se revelan en lo cotidiano y sobre este escenario no tocan su canción las plegarias, los escapularios, las promesas ni las flores; porque el destino es una repetición a veces perversa, siempre incesante. La recompensa de un golpe demoledor, tarde o temprano cae como una tonelada de plomo sólido en la mandíbula, como un hiperbólico guante de cuarenta onzas. “Mientras más arriba llegan, más feo es el golpe al caer. Se estrellan solitos, obedeciendo a una ley de gravedad social: salen de abajo, describen una parábola que los lleva al elíseo y de pronto, frente a todos los espectadores que están solamente esperando el conocido desenlace, entran en caída libre” (Capriles)
Luis Britto García, autor del “ Lona”, un texto narrativo inédito, un monólogo boxístico que explora “escenas teñidas de un gris extraño, principios y desenlaces de historias instantáneas, sangre y carajazo, puño, bofetón y palo…” (Duque: 1993; p-13) “Lona”, desarrolla la típica transición de la pobreza a la gloria y de la gloria al basurero:
“…para buscar en el basurero hay que acostarse y buscar sobras y si no se encuentran diez ya no importa cuándo, uno sabe que no va a pararse más nunca de la lona.”
Es el tipo de barrio, Cheíto la Maravilla de Oriente, quien apuesta al triunfo desde el miedo, la miseria, la derrota y la violencia. Es una ecuación muy sencilla que deja ver al ídolo del boxeo como proyecto para la supervivencia. El conflicto del persona de “Lona” es existencial, pero el sentido del combate y sus cicatrices se aferran a la obtención de una fortuna para pagar la deuda a su entrenador, para obtener un cinturón dorado de campeón que complazca a una madre que desde su mísera condición social quimeriza triunfante a su hijo:
“Cheíto, mijo, que cada vez te estropean más…” La voz del barrio está presente en las interrogaciones monológicas: “ de qué coño vivo. Coño de tu madre, confiesa, tú crees que eres duro, confiesa.” Y en su construcción lingüística, propia de la subcultura urbana, en la que interviene la narración radial de los comentarista de boxeo : “…gancho, jap corto, codazo, jab de derecha, izquierda, derecha, izquierda…juego de piernas, mide al contrincante…”
Ese hipotético guante de cuarenta onzas da fin a esta historia cuando corta el aire con un gancho de derecha y un upper de izquierda y se activan las rockolas de las bodeguitas de las esquinas y resuena en las conciencias el tango “Las cuarenta” del poeta Francisco Gorrindo, gustosamente adaptado a los cálidos aires caribeños por la voz del cubano Rolando Laserie. Lasierie, en su melodiosa entonación, hace que los versos de Gorrindo recobren sentido para la vida del boxeador, para el entorno del boxeo, que es la vida del colectivo, sólo que con la diferencia que el primero escribe su carta de decepción con tinta sangre de un rostro corazón:
“ Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso,
vuelvo a voz gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.
aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,
Sé del beso que se compra, sé del beso que se da,
Del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga
Y sé que con mucha plata uno vale mucho más.
Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran…
Hoy no creo en mí mismo; todo es grupo, todo es falso,
Y aquél que está mal alto, es igual a los demás”
DE LOS DIENTES QUE TIENEN LOS GUANTES (EL CUENTO DEL BOXEO)
Hay ambiente de boxeo, sí señoras, síiiiiiiiiiiiiiii señores. Se han vendido cuarenta y cinco mil boletas. Vaya noche de boxeo amigos, hoy tendremos un pelea para la historia. Ya está casi todo preparado. El referee da las instrucciones. Los contrincantes aún no se atacan porque se están estudiando. Todo está listo para la contienda. Sueeeeeeeeeeeeena la campana. Rápidamente Mike Tyson ataca. Tres a dos ganando Mike. Mike ligeramente delgado. Tyson fue a la cárcel por abuso sexual. Tyson salió libre con un odio más fuerte que la tragedia de sus puños sobre un rostro desguarnecido. Tyson habló a la prensa, a la radio, a la televisión. Es la aberración con guantes de oro más famosa del boxeo, del ring side. Tyson habla con voz de asesino, de atracador a mano armada. Tyson golpea a sus televidentes. Tyson arremete contra las cámaras. Tyson reta y humilla. Tyson es un monstruo salido de las alcantarillas de Brookliyn. Tyson roba, atraca, recuerda a Cus D´Amato. Tyson da knock out siempre en el primer asalto. Tyson y la Asociación Mundial de Boxeo. Tyson y la Federación Internacional de Boxeo. Nadie derrota a Tyson. Tyson por treinta y tres y a la lona el contrincante. Tyson es un fenómeno del boxeo. Tyson ilegal. Tyson y Robin Givens: divorciados. Tyson traidor. La pelea continua señoras y señores. Golpe bajo, izquierda, ooooootra izquierda contundente, derecha, golpe bajo…el árbitro amonesta con dos puntos…golpe bajo nuevamente, mordisco señores, Tyson ha mordido a Holyfied. Golpe bajo, nuevo mordisco…esto es insólito amigos televidentes. Gancho de izquierda, mordisco…ha caído Cus, ha muerto Cus, señores, todo esto es muy triste señores. Tyson golpea a la muerte entre campanazo y campanazo. Tyson y Don King. Tyson es una historia confusa, un relato en retroceso. Tyson: Campeón mundial de los pesos pesados, el más joven de la historia del boxeo. Tyson retrocede. Una historia enredada entre los cordeles de los guantes de oro, señores. Ve del final al principio. En 1979, Cheíto, la Maravilla de Oriente, se dio duro con Mike en el reformatorio. Tyson se ganó la mano de Cheíto. Tyson es ateo y se burla de Dios, de la Santísima Virgen María y de la madre de Cheito. Tyson robó y vendión el crucifijo-amuleto de Cheito. La cicatriz en la ceja izquierda de Mike lleva la firma del puño de Cheito, señores. Tyson le dedica la pelea al Che Guevara, a Fidel y a Maradona. No simpatiza con Chávez ni con Evo. ...Y en esta esquina. ..Tyson sorprendido cae inconciente por un recto derechazo a la mandíbula propinado por James Buster Douglas. Tyson paga treinta mil dólares estadounidenses de fianza. Sale en libertad condicional. Retorna al cuadrilátero. Gana nuevamente. Nokea. Tyson es derribado una vez más. El camppeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeóoooooooooooooooooooón indiscutibleeeeeeeeeeeeeeee
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir Evandeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer Holyfieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeld. Tyson lleno de ira. Tyson escupe sobre sus guantes todas sus desdichas. Los guantes se avinagran, se corroen, ya no pueden golpear aunque quieran. Tyson, el rey de la Lucha Libre. Taison campeón amater de la Lucha Libre. El boxeo ya no le sonríe. Taison, árbitro de Lucha Libre.Taison, Taison, Taison, Taison. Tyson de colorines en la página de comics. Tyson acompañante de la Barbie Boxeo. Tyson, el libro más vendido. Tyson, del ring al séptimo arte. Tyson: un pillo con buena mordida, descomunal pegada y malos pensamientos, firma, Muhamed Alí. Tyson, muñeco de papel tallado en piedra. Tyson: campeón sin corona. Tyson en las esquinas de las avenidas. Dale un oper, un gancho, un mordisco. Taison, Taison, Taison. Así gritan los niños de un barrio Colón americano, cincuenta años después…ahora la leyenda.

http://www.blogboxeo.com/ejercitar-el-cuerpo-con-el-boxeo/
No hay comentarios:
Publicar un comentario